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El reconocimiento a mamá


Cuando era niña, la cocina siempre era el escenario de nuestros pequeños dramas familiares. Recuerdo cómo mi mamá, siempre vestida con su delantal de cuadros azules, se movía con agilidad entre fogones y ollas, preparando nuestras comidas con una dedicación que iba más allá del deber. Me fascinaba ver cómo formaba las arepas boyacenses, con sus manos hábiles moldeando la masa, mientras el aroma a queso fresco y maíz se esparcía por la casa. Papá, en cambio, tenía la tarea de jugar con nosotros y llenar la cocina de risas, mientras mamá permanecía en su mundo de recetas y hornos, de polvo, agua y quehaceres.

Ahora, de adulta, veo esos recuerdos con otros ojos. Aquel día, mientras papá me regalaba flores, y mamá nos observaba con una sonrisa cansada, me doy cuenta de cuánto trabajo había detrás de cada plato, de cada sonrisa que nos ofrecía. Ella nunca se quejaba, pero sabía que el sacrificio y la dedicación que ponía en cada comida eran su forma de amor. La cocina, entonces, no solo era el pecho del hogar, sino también el escenario de una rutina que parecía nunca cambiar y eso siempre resultó injusto. En cada bocado de esas arepas, aún siento el eco de su amor incondicional y el deseo de que algún día, su carga fuera compartida y su esfuerzo reconocido. Al menos en mi corazón, siempre lo reconoceré.

ANDINA / Arepas, panes y amasijos

Arepa boyacense


PORCIONES: 12 / DIFICULTAD: Fácil / TIEMPO PREPARACIÓN: 45 min..

INGREDIENTES

PARA LA MASA DE LA CORTEZA:

  • 315 g de harina de maíz porva.
  • 225 g de queso campesino.
  • 150 g de leche (dependiendo de la humedad del queso).
  • 60 g de mantequilla sin sal.
  • ½ cucharadita de sal.

PARA LA MASA DEL RELLENO:

  • 600 g de cuajada fresca o queso blanco molido.
  • 50 g de harina de trigo.
  • 100 g de azúcar blanco.

Preparación


Amasa muy bien las dos masas por separado. Para hacer esta arepa, toma dos porciones de masa: una más grande para la parte de afuera (la corteza) y una más pequeña para el relleno. La porción de relleno debe pesar y ocupar menos espacio que la de la corteza (aproximadamente el 80%).

Estira entre tus manos la masa más grande para formar una especie de cazuela o cuenco. Pon la porción más pequeña de masa (el relleno) dentro de la cazuela que acabas de formar.

Cubre el relleno con los bordes de la masa de la corteza, sellando bien para que no se salga nada. A partir de este punto, debes dar forma a la arepa con tus manos, aplanando con cuidado, pero no excesivamente, pues esta arepa es característicamente gordita. Los bordes deben quedar lisos y la forma final debe parecerse a un cilindro aplanado.

Asa las arepas en las hojas de bijao hasta que estén doradas en su superficie y disfruta.

FUENTES consultadas