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Butis que han levantado un hogar


En el calor sofocante de Magangué, doña Rosita tenía una pequeña fábrica artesanal de butis en su casa. Cada día, antes del amanecer, se podía ver su figura menuda y encorvada atizando el fogón de leña y comenzando el ritual de preparación de las butifarras. Era una tradición heredada de su abuela, y que ahora compartía con su nieta Sofía, quien observaba atentamente cómo las carnes se mezclaban con el pimentón verde, el cilantro fresco y las cebollas. Para Sofía, las butifarras no eran solo comida, eran un vínculo vivo con su historia y su tierra. Roberto, el hermano mayor de Sofía, era quien salía todas las tardes con su ollita y su cuchillo a llenar las calles con su “taca-taca”.

Sofía y Roberto no querían que mamá Rosita siguiera cocinando en su fogón de leña, así que durante meses ahorraron para un presente; después de todo, era ella quien los había criado, vestido y alimentado, merecía su gratitud. El día que llegó el regalo, doña Rosita sonrió con ternura. Acarició la superficie brillante de la estufa y agradeció a sus nietos con un fuerte abrazo. Sofía y Roberto sintieron alivio.

Una mañana, no mucho después, Sofía encontró a su abuela en el patio, otra vez encorvada avivando el fuego del viejo fogón. Las llamas danzaban alegremente y el humo subía en espirales. Doña Rosita levantó la vista y, con una sonrisa apacible, dijo: "las mejores butifarras son las que se hacen en leña y asador." “Ahora me encargo yo”, pensó la nieta. Ese día Sofía dejó de ser espectadora y se convirtió en la portadora de la tradición de su hogar.

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Butifarras de Magangué


PORCIONES: 115 / DIFICULTAD: Media / TIEMPO PREPARACIÓN: 3-12 hrs.

INGREDIENTES

  • 1,8 kg (4 libras) de pechuga de pollo, troceada.
  • 450 g (1 libra) de carne molida (nalgas o lomo).
  • Sal al gusto.
  • 3 cucharadas de pimienta picante.
  • 125 g de pimentón verde.
  • 50 g de cilantro fresco.
  • 100 g de ajo.
  • 100 g de cebolla blanca.
  • 100 g de cebolla morada.
  • Tripa de res asoleada (seca).

Preparación


En un recipiente amplio, combina la pechuga de pollo troceada y la carne molida, mezclando cuidadosamente hasta que los ingredientes se integren uniformemente. Sazona con sal y pimienta picante al gusto, ajustando la cantidad según tus preferencias.

Pica en trozos medianos el pimentón verde, el cilantro fresco, el ajo, la cebolla blanca y la cebolla morada. Licúa los vegetales picados con una pequeña cantidad de agua hasta obtener una pasta homogénea.

Incorpora el licuado de vegetales a la mezcla de carnes y amasa manualmente hasta que todos los ingredientes se integren completamente, creando una masa homogénea.

Pasa la mezcla de carne y vegetales por un molino manual o eléctrico para obtener una textura fina y uniforme. Este proceso mejora la textura de la butifarra y asegura una cocción uniforme. Puedes usar el típico molino de manivela, uno eléctrico, un picatodo o procesadora, e incluso moler con un cuchillo muy bien afilado y una tabla.

Lava y desinfecta cuidadosamente la tripa de res asoleada para garantizar su higiene. Utiliza una embutidora manual o eléctrica para rellenar la tripa con la mezcla de carne molida, controlando la cantidad para evitar que la tripa se rompa durante la cocción. Puedes usar un embudo o el “pico” de una botella plástica para ayudarte a embutir. Tras esto, ata la tripa con hilo para amarrar en porciones del tamaño deseado, creando butifarras individuales.

Pon las butifarras en una olla o caldero con agua hirviendo, sumergiéndolas completamente. Quedan más ricas si esta cocción inicial se hace en fogón de leña. Cocina durante 15 minutos, manteniendo el agua hirviendo. Retira las butifarras del fuego cuando veas que su consistencia está más firme y su apariencia sea más turgente. Déjalas reposar en el agua caliente durante 10 minutos adicionales para que se ablanden y absorban los sabores.

Opción 1: asadas a la parrilla: Luego de esto, retira la pita con la que las ataste y realiza un corte longitudinal en cada butifarra. Llévalas a asar al carbón, pincelándolas con aceite vegetal neutro. Vigila que se cocinen de ambos lados y retíralas cuando estén doradas.

Opción 2: ahumado con un proceso más técnico. Cuelga las butifarras en un ahumador con humo frío durante 4 horas, o hasta que alcancen una temperatura interna de 68°C. Este método aporta un sabor ahumado y característico a la butifarra.

Eleva el sabor de las butifarras con este método: Una vez asadas o ahumadas, pueden comerse directamente, sin embargo, secarlas puede incrementar su sabor significativamente. Independientemente del método de cocción que elijas, cuelga las butifarras en un lugar fresco y seco durante al menos 12 horas. Algunas recetas sugieren en cambio, colgarlas al sol por al menos tres horas. El secado permite que la butifarra se conserve mejor y desarrolle un sabor más intenso. Otras recetas indican que pueden “resecarse” colgándose durante al menos cuatro horas al humo de leña. Todo es cuestión de probar y decidir con qué método te quedas.

Toma nota: para un toque picante adicional incorpora ají en polvo o pimienta roja molida a la mezcla de carne al gusto. Pica finamente un ají picante y agrégalo a la mezcla para un sabor más intenso.

Otro tip: para una textura más suave agrega un poco de cuerito de cerdo picado a la mezcla de carne, aportando suavidad y jugosidad a la butifarra. También puedes incorporar un poco de grasa de cerdo a la mezcla para mejorar el sabor y la textura.

FUENTES consultadas